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Otra forma de entrar al mundo del ballet

El origen del ballet y Luis XIV

El origen del ballet y Luis XIV

 por Prof. Lucía Chilibroste

[email protected] | @lucia.chilibroste

Luis XIV fue el máximo monarca absoluto, quien diseñó y lideró un modelo de gobierno absolutista en el que debilitó a la nobleza, ascendió a la burguesía, y para asegurar esto creó su propio ejército profesional y burocracia especializada.

Es el rey que manda a construir Vesalles y se lleva a la corte a vivir allí. No porque no pudiera pagar el alquiler, sino para controlarla.

Y además de todo, Luis XIV fue un rey bailarín

Con él nace el ballet que hoy conocemos.

Deja de ser una danza social para ser una danza escénica y subir al escenario

Su “apodo” de rey sol, y la famosa ilustración del joven vestido de sol viene precisamente de un rol que interpreta en un ballet, El ballet de la noche sobre el cual hablaremos más adelante.

Y como rey bailarín puso a su corte a bailar como forma de controlar la nobleza así como para ostentar su poder.

 

Origen del ballet.

En la corte de Luis XIV se bailaba unas danzas de corte que provenían de Italia surgidas durante el Renacimiento. Y no pensemos en una Italia como la que hoy conocemos, sino en una que era una serie de principados y ciudades tales como Milán, Venecia o Florencia que rivalizaban entre sí, no solo a través de guerras sino también del arte.

Conscientes estos señores, príncipes, burgueses y papas del poder del arte, fueron grandes mecenas que permitieron un inmenso florecimiento. Y así como apoyaron la pintura, la música, la escultura, la arquitectura, también comenzaron a hacerlo con la danza desarrollando los llamados ballos, balletis o ballis.

Estas danzas eran parte de grandes espectáculos que buscaban impresionar a sus visitantes y en los que se incluían fuegos artificiales, desfiles de caballo y procesiones. En estos balleis, balletis o ballos colaboraban con diseños y maquinarias artistas como Leonardo da Vinci[1] o Boticelli.

De 1450 va a datar el primer tratado de danza conocido creado por Doménico de Piacenza, para muchos el primer coreógrafo de la historia. Un tratado en el que señala que la danza posee 5 elementos: 1) Compás de medida, que sería la musicalidad, 2) la memoria, clave para saber los pasos de una danza; 3) la división del terreno, que sería manejar el espacio en la escena, 4) la manera, lo que equivaldría al temperamento o carácter del bailarín y 5) el “aire”, la liviandad al bailar[2]

Para la Europa del siglo XVI “Italia es el centro del gusto” como dice Emma Sanguinetti. Esto genera una fascinación por lo italiano que comenzó a llegar a Francia con Francisco I, quien trae artistas manieristas italianos para que decoren y llenen de arte el Palacio de Fontainebleau, dando inicio a una nueva escuela, o afrancesando la italiana.

 

El ballet llega a Francia

En este avance de lo italiano la joven Catalina de Medici de 14 años se casa con Enrique II, futuro rey de Francia en 1533. Ella era florentina, perteneciente a la poderosísima familia de los Medici y marcó una alianza formal con lo italiano y va a ser la responsable de que las danzas, ballis o balletis italianos lleguen a Francia.

Muchos señalan al Ballet comique de la Reine de 1581 como el primer ballet de la historia. Organizado por Catalina de Medici fue una puesta en escena con un claro interés propagandístico y fue el resultado de todo lo investigado por la Academia de Poesía y Música[3]

Presentado el 15 de octubre de 1581 en la gran sala del Petit-Bourbon, fue uno de los 17 espectáculos de esa noche en los que se incluía una danza de caballos y fuegos artificiales, versos cantados, música y danza. Comenzado hacia las 22h se estima que duró unas 6 horas.

Fue un espectáculo presentado para la nobleza, aunque miles de personas se acercaron al palacio para poder ver lo que pudieran. Pensemos que la obra fue una mezcla de música, canto, declamación, danza y espectáculo, tal como solían ser, presentados en medio del público y muy cercano, ya que aún la danza no ha subido al escenario. Pero lo novedosos es que en este ballet comique la danza y el drama, la historia y el argumento, tienen unidad.

Además la danza era más que una sucesión de caminatas elegantes. La coreografía fue de Beaujoyeulx (su nombre original en italiano era Baldassarino) quien era considerado un maestro de la geometría. El ballet presentaba perfectas formaciones de círculos, cuadrados  triángulos, un orden geométrico que iba ordenando el universo. A partir de entonces, se establece un nuevo estilo, el ballet de cour, donde había un orden, un diseño, una coreografía, una precisión que sentó las bases de la danza clásica. Y esto fue un quiebre importante respecto a las prácticas anteriores y “dotó a la danza de un propósito serio, incluso religioso, y la unieron a la vida intelectual y política francesa[4].

 

Nobles que bailan

Desde fines del siglo XVI tras el furor del Ballet comique de la reine la presencia del ballet quedó un poco empobrecida hasta su apogeo en el siglo XVII de Luis XIV, sin embargo, la danza se fue instalando en la corte francesa. A pesar de la muerte de Catalina de Medici (1589), el ballet continuó generando interés en Francia y por eso Enrique IV, Luis XIII y Luis XIV lo siguieron practicando. Le dedicaron un fuerte interés personal.

El rey bailaba, los nobles bailaban. De hecho era considerado uno de los tres ejercicios principales de la nobleza, al igual que saber manejar la espada y la equitación. Y para bailar no se necesitaba gran técnica sino decoro y elegancia. Por eso se enseñaba danza en las escuelas de esgrima y equitación y era parte del plan de estudios de las academias de la nobleza porque sería algo que sus hijos necesitarían si deseaban obtener ventajas en lo militar y la corte[5].

Durante el reinado de Luis XIII surgen los ballets entrees, que son una especie de sucesión de danzas independientes, de un estilo grandilocuente, unidas por una idea general y muchas veces con personajes vulgares o grotescos (Guest). Y en las obras lo grotesco, cómico e incluso erótico estaba presente, aludiendo a chismes picantes de la corte que hacían que las obras fueses muy esperadas y deseadas por el público. El propio Luis XIII fue un gran bailarín y muy cómico y escribió algunos de los ballets, diseñó vestuario y bailaba los roles principales en muchos de estos.

Por este momento, hacia 1630 por primera vez se le permite al público general ver algunos ballets. Algunos generaban tales aglomeraciones que podían llegar a cuatro mil personas esperando ver al rey[6], En ocasiones el propio rey tenía dificultades en llegar a escena o la reina se veía ofuscada por ver interrumpido su paso ante tanta multitud lo que lleva a que una serie de arqueros se colocaran en el suelo como forma de protección del monarca. Tales espectáculos se desarrollaban en plazas, parques o lugares abiertos, y donde las danzas era uno de los tantos "shows" de la noche. El ballet de escenario, elevado unos centímetros de suelo, con bambalinas y proscenio gradualmente comenzaba a surgir, especialmente de la mano de ingenieros italianos y alentados por Luis XIII y consejo del Cardenal Richelieu.

Pero para el joven Luis el ballet no era una de las tantas diversiones de la vida cortesana, sino que era cosa seria.

 

El rey bailarín

Sin dudas Luis XIV fue el monarca que mayor énfasis puso en la concentración de poder y veneración del monarca. También fue el rey más amante del ballet y bailarín. Algo fundamental en momentos donde lo que hacía el Rey era lo que importaba.

Fue un alumno muy disciplinado. Durante veinte años practicó diariamente entre 1 y 2 horas de clase por día. Tras levantarse y seguido de la famosa ceremonia del lever, se dedicaba a practicar salto, esgrima y danza. Y ensayaba largas horas con su maestro privado Pierre Beauchamp (1631-1705), incluso regresando a la sala a la noche si era necesario.

Debutó como bailarín a los 13 años en 1651. Su carrera duró 18 años retirándose con el Ballet de Flore en 1669. En su juventud  presentaba todas las proporciones físicas necesarias para el ballet y unos cabellos dorados de los que se señalaban que daban una apariencia casi divina.

Él creía que estas actuaciones halagaban a sus cortesanos y le hacían ganarse el corazón y la mente del pueblo, “quizás incluso con más fuerza que los regalos o las buenas obras” señalaba. Bailó unas 40 obras y aunque en algunas ocasiones bailó roles burlescos como de borracho, la mayoría de su “carrera de bailarín” interpretó roles de acuerdo con su concepto de realeza como Apolo, Neptuno, Júpiter, Europa, la guerra. En estas danzas nobles, personificado con trajes y tocados romanos, sugiriendo poder e imperio, lo elevaban del resto y le daban confianza.

Los bailarines no nobles solían bailar junto a la nobleza. Aunque el cierre del ballet donde por lo general se bailaba un grand ballet, era reservado exclusivamente para la nobleza y el rey, vestidos de negro y máscaras según el rango[7].

Y como imagino que estarán sospechando y especialmente los que no son muy buenos para el baile, hay muuuuchas anécdotas de cortesanos que tienen la malísima suerte de estar bailando frente al rey y caerse o trastabillar (¿a quién no le ha pasado?) y sufrir por eso una gran humillación. La obra de Moliere, estrenada en esta corte de Luis XIV “El burgués gentilhombre” de 1670 es una comedie-ballet que se ríe de lo que hay que saber o tener para ser noble. Y entre eso está el baile. 

 

 

Ballet como instrumento de poder

Luis XIV hizo del ballet un instrumento de poder. Mucho más que ostentar su domino, el ballet se convirtió en parte integral de la vida en la corte, un símbolo y un requisito de identidad aristocrática.

En una corte como la suya donde no había casi que libertad de acción, donde todo estaba regulado, desde cómo debían hacer los gestos para saludarse, dónde debían sentarse según el rango o qué largo debía tener la cola del vestido, que todos hacen lo que el rey hacía, si el rey bailaba, había que bailar. El ballet va a tomar gran parte de sus movimientos, de la vida de la corte al mismo tiempo que la corte se movía como en el escenario.

Pero Luis XIV no vio en el ballet una forma sólo de disciplinar los cuerpos, sino de fortalecer y ostentar su visión del poder, un poder absoluto.

 

La Francia del joven Luis y El ballet de la noche

Para comprender el rol que Luis XIV que le dio al ballet, resulta vital conocer el mundo político en el que nació y creció el joven monarca.

La llegada del niño Luis tras unos 20 años de matrimonio fue vista como un milagro. Elemento que siempre rodeó a ese niño que se veía y lucía como angelical y perfecto, pero cuando tenía sólo 4 años su padre murió.

Y el gobierno quedó en manos de su madre, Ana de Austria y del Cardenal Mazarino, quien continúan la labor del Luis XIII y su primer Ministro el cardenal Richelieu: concentrar el poder, debilitar a la nobleza y posicionar a Francia como una gran potencia europea. Fueron años de guerras religiosas, de la guerra de los 30 años y por supuesto de levantamientos de la nobleza que se resistió a las medidas

Cuando el joven Luis tiene unos 10 años comienza la fronda, unos levantamientos de la nobleza que quiere recuperar el poder perdido. Levantamientos, descontento, crisis económica por las guerras… ante la inestabilidad el niño es sacado de París y esto lo afecta muchísimo. Se vio como algo muy humillante pero finalmente, tras unos 5 años la Fronda fue sofocada y la nobleza rebelde fue reducida.

Para el futuro rey y su primer ministro quedó en claro que el absolutismo que hasta entonces existía, quizás no era tan absoluto. Se necesitaba un mayor control sobre Francia, la corte y los franceses.  

Y es en ese momento, tras la vuelta a París al finalizar la fronda, se estrena  El ballet de la noche un 23 de febrero 1653 en el la sala de Petit-Bourbon[8], del Louvre dentro de las celebraciones que solían hacerse en Carnaval y para los que solía estrenarse un ballet[9].

En la obra el joven Luis de 14 años interpreta a Apolo, dios del sol y las artes, rol que le valió el apodo de Rey Sol. No hacía tanto que el rey era parte de estas obras, ya que se señala que la primera vez que lo hace fue en 1651 en el Ballet de Cassandre, por lo que significa que el Ballet de la nuit en 1653 fue uno de los primero del género[10].

Este ballet, como todos los ballets de corte, era una combinación de danzas, música, recitados, actuaciones. Eran espectáculos largos, muy largos: comenzó al atardecer y duró unas 13 horas hasta el amanece con unas 43 entradas[11].

               Los podemos conocer por la gran cantidad de documentos que se generaban al respecto: crónicas, ilustraciones, notaciones de las coreografías y publicaciones de la música y los textos. Estas publicacoines tenían un fin de perdurar y propagandístico. Y a veces como señala Dickhaut para el caso de los textos, su publicación era posterior a su representación en escena. Pudiendo incluso el texto publicarse por primera vez tras la muerte del dramaturgo[12].

Toda la nobleza estaba obligada a estar presente. Algunos bailando (sólo hombres pues las mujeres aún no bailaban, lo harían recién en 1681) y la mayoría mirando.

            El argumento se sucedía literalmente durante toda la noche ya que comenzó a las 6 de la tarde y trataba sobre cómo la noche representaba el caos, las perturbaciones, las pesadillas, la oscuridad, haciendo una clara referencia a la fronda.

Pero al final todo cambiaba cuando el sol salía (literalmente, porque era el amanecer, sobre las 6 de la mañana) y metafóricamente porque a través de una trampa con fuegos artificiales, una gran escenografía y las luces del sol, elevándose aparecía Luis XIV vestido de Apolo- Sol para traer orden, paz, seguridad.

Hay una película del 2000 llamada El rey baila del 2000 (en YouTube está) la cual, aunque tiene algunos errores, se hace una clara representación de lo que ese ballet puede haber sido, y por sobre todo, del uso político que Luis XIV le dio al arte.

 

 Fragmento de la película El rey baila

 

 

Vestuario de Luis XIV – Apolo - sol

Me gustaría detenerme un segundo en el traje de este personaje, el cual naturalmente buscaba acrecentar la idea del gran monarca todo poderoso: iba vestido con oro, rubíes, perlas, con brillantes rayos de diamantes saliendo de su cabeza, codos y rodillas y con ricas plumas de avestruz (un codiciado símbolo de nobleza) apiladas en lo alto de su cabeza. También los zapatos contaban con un gran decorado, como también solían ser los zapatos de la corte.

En estas danzas con trajes tan pesados las piernas y los zapatos cumplían un rol clave. Gran parte de la atención estaba allí. Aún no existían las zapatillas de hoy en día, ni las puntas. Se bailaba de zapatos de taco, tales como solía usar la nobleza en su vestir los cuales contaban con decoraciones tan costosas y extravagantes como hebillas de oro, plata o joyas, paisajes que representaban el amor, flores, batallas importantes[13].

Es que los pies eran en el siglo XVII un objeto de atractivo y fantasía erótica.

Los invito a que si ven esa ilustración o cualquier otra de las muchas pinturas en las que aparece retratado Luis XIV, se fijen en cómo muestra orgulloso las piernas y sus zapatos.

 

Y para tener una idea de lo que eran los recitados que acompañaban a algunas de las danzas de este ballet, al final la Aurora recitaba sobre el rey:

"Conduzco mis caballos brillantes por mi cuenta Que llevan esplendor y brillo tras ellos,Una mano divina me dio las riendas, Una alta diosa ha apoyado mi derecho, Hasta tenemos la misma gloria, ella es la estrella de Reinas.Soy la estrella de Reyes.[. . .] Para que todos me vean, traigo luz a todo Y nada me deslumbra.Sin duda pertenezco al mundo al que sirvo,No me pertenezco a mí, pertenezco al Universo, A él le debo los rayos que cubren mi cabeza, A mí me corresponde regular mi tiempo y mis estaciones,Y el orden no permite que el placer me haga demorar En cualquiera de mis hogares" [14]

 

Para transmitir claramente este mensaje en ese mundo donde los levantamientos recién habían sido sofocados, el ballet se repitió ante la corte y en París 7 u 8  veces durante el mes siguiente.

Durante el Reinado de Luis XIV se siguieron haciendo ballets, los cuales eran espectaculares en el real sentido del término. Para eso tenía su equipo artístico donde su dream team era Moliere en los textos, Lully en las composiciones y Beauchamps como maestro de baile. También otros. Y escenógrafos e ingenieros.

 

Aportes de Luis XIV al ballet

Luis XIV ha pasado a la historia del ballet como uno de sus padres fundadores por haber creado en 1661 la Academia Real de la Danza. Creación que a su vez fue su primer acto de gobierno como  monarca absoluto (recordemos que tras la muerte del Cardenal Mazarino, el Primer Ministro en 1661, él decidió no tener un nuevo Primer Ministro sino concentrar él solo todo el poder) encargada de la correcta enseñanza del ballet[15].

 

Academia Real de la Danza

La Real Academia de la Danza fue una institución que tuvo el gran valor de regular y jerarquizar a la danza, función que tenían las academias. Y el siglo XVII fue el siglo de las academias. En Francia se funda en 1635 la Academia Francesa (letras), en 1648 la Academia de pintura, en 1656 la Academia de esgrima, en 1661 la Academia de danza, 1669 la Academia de música y en 1671 la Academia de arquitectura.

¿Y qué importancia tiene? Bueno, por un lado fue la primera institución dedicada al ballet que se creó en el mundo occidental lo que significaba un reconocimiento y valor de ese arte como una de las “bellas artes” y el estatus que la pintura, la escultura, la poesía y la música.

En los estatutos aprobados en 1661, en las llamadas “Lettres Patentes du roy pour l´établissement de l´Académie royale de danse” se señalaba que “el arte de la danza haya sido siempre reconocido como uno de los más honestos y más necesarios a la formación del cuerpo, capaz de darles las primeras y más naturales disposiciones a toda forma de ejercicio, y entre otros al de las armas; y como consecuencia uno de los más ventajosos y más útiles a nuestra Nobleza, y a quienes tienen el honor de acercársenos;  no solamente en tiempos de guerra en nuestros ejércitos, sino también en tiempos de paz en la diversión de nuestros Ballet. Sin embargo, durante los desórdenes y la confusión de las últimas guerras, se ha introducido en el dicho Arte, como en todos los otros, un gran número de abusos capaces de conducirlo a una ruina irreparable, que varias personas por ignorantes e inhábiles que hayan sido en este Arte de la Danza, se han inmiscuido a mostrarlo públicamente…Siendo necesario un aprovisionamiento, y deseando establecer el dicho Arte en su primera perfección, y aumentarla tanto como sea posible. Nos hemos pronunciado a propósito del establecimiento en nuestra buena ciudad de París, de una Academia Real de Danza, a la semejanza de las de Pintura y Escultura”[16].

 

De esta manera legitimada por primera vez va a ser caracterizada como un acto de honêteté (civilidad), un producto de la razón y un ejercicio útil a la formación del cuerpo. Al mismo tiempo comenzaba la separación de la enseñanza de la danza, ya no cercana a la enseñanza de la etiqueta de la nobleza y del arte militar como solía ser hasta entonces, sino vinculada a un camino propio, a una carrera de larga profesión.

 

El d´hors y las 5 posiciones del ballet

Será en la Academia donde se codifiquen algunos de los elementos más importantes del ballet como el d’hors (hacia afuera, a unos 45 grados, nunca más) que hace que los bailarines caminen con las piernas abiertas como patos, y las cinco posiciones básicas (de la primera a la quinta) que hoy siguen siendo la base de la técnica clásica académica.

Las cinco posiciones de los pies fueron creadas por Beauchamps, el maestro de Luis XIV y gran bailarín a fines del siglo XVII y escritas por Foulliet (por eso a veces puede aparecer que eso o las combinaciones corresponden a Foulliet). Esas posiciones nobles permitirán tanto a nobles como bailarines moverse mesuradamente. Nunca nada podía ser forzado, exagerado, torpe, brusco. “Los pasos deben de estar contenidos dentro de los límites de las posiciones” aconsejaba Foulliet[17]. A su vez estas 5 posiciones “nobles” que fueron compensadas por 5 “antiposiciones falsas” en las que los pies torpemente apuntaban hacia adentro para representar personajes sociales como campesinos, borrachos o mineros[18]

Los brazos también intentaron codificarse, pero no fue tan claro. Sí se establecía que no podían levantarse por encima de los hombros porque eso podía significar angustia o pérdida de control. Sólo quienes interpretaban roles como espíritus diabólicos o el diablo podían levantar los brazos[19]. También el uso de las manos estaba sumamente regulado.

La notación de la danza

A Luis XIV también le importó que este arte tan efímero perdurara. No es como una pintura que se crea y aunque nadie la vea por 100 años luego que se encuentra está igual. Eso no pasa con la danza, si no se registra no existe. Y para eso hizo que la Academia notara, escribiera y codificara los pasos para que permanezca y se extienda. Manuales que luego se traducirían y extenderían a toda Europa, también sirviendo al fin de Luis XIV de hacer una Europa francesa.

 

El viejo Luis y la creación de la Escuela de ballet de la Ópera de París. 

      La pasión de Luis XIV no fue un berretín de juventud. Aunque más veterano con 32 años y menos en forma (algunos lo describen como regordete,) deja de bailar despidiéndose con el Ballet de Flore en 1669, aunque no perdió el interés ya que siguió asistiendo a ver ensayos y espectáculos[20]. Sin embargo,la corte sí comienza a abandonar el interés por la danza.

            Pero los apoyos del monarca continúan. En 1669 crea la Academia Real de Música, a la que se va a fusionar la de danza (de hecho para muchos era medio raro que la Academia de danza surgiera independiente de la de Música[21]) y es el antecedente de la actual Ópera de París.

            Dos años antes de morir, en 1713 crea la Escuela de Ballet de la Ópera de París, la primera y la que sentó las bases de toda una serie de escuelas nacionales que aparecerán en el siglo XIX  fundamentales para el desarrollo y expansión del ballet clásico.

 

Bibliografía.

-Abad Carlés, Ana. “Historia del ballet y de danza moderna”. Madrid. Alianza Editorial, 2004.

- Cowart, Georgia; “The Triumph of Pleasure: Louis XIV & the Politics of Spectacle”; (Chicago: University of Chicago Press, 2008).

- Curtis Lysgaard, Sarah ; “Ballet de la Nuit: Staging the Absolute Monarchy of Louis XIV”; San Jose State University; Master's Theses and Graduate Research; Spring 2019

Dickhaut, Kirsten; “The King as a “Maker” of Theater: Le ballet de la nuit and Louis XIV”; Open Access. © 2019 Kirsten Dickhaut, published by De Gruyter; file:///C:/Users/Usuario/Downloads/The_King_as_a_Maker_of_Theater_Le_ballet_de_la_nui-1.pdf; descargaro el 15 de febrero de 2019

- Guest, Ivor; “The paris Opéra Ballet”; Dance Books; Hampshire; 2006

- Homans, Jennifer. “Apollo’s angels. A history of ballet”. Random House. Nueva York, 2010.

- Kirstein, Lincoln; “Dance. A short History of Classic Theatrical Dancing”; NYC; Dance Horizonz Republication; 3era edición; 1969

- Nordera, Mariana, “Ballet de cour”; en Kant, Marion (Ed). “The Cambridge Companion to Ballet”. Cambridge University Press. Reino Unido, 2007.

- Needham, Maureen; “Louis XIV and the Académie Royale de Danse, 1661: A Commentary and Translation”; Dance Chronicle , 1997, Vol. 20, No. 2 (1997).

- Thorp, Jennifer; “Drama and dance in Le Ballet de la Nuit 1653”; On Common Ground 5: Dance in Drama, Drama in Dance, DHDS March 2005

 

 

 

[1] En 1490 se señala que participó en la puesta en escena de Festa de paradiso en Milan; Homans; p.4

[2] Ana Abad Carlés

[3] Influenciados por el neoplatonismo, quienes defendían la idea de que debajo del aparente caos y mundo destrozado políticamente existía una armonía y orden divino, una red de relaciones racionales y matemáticas que demostraban las leyes racionales de las matemáticas y el místico poder de Dios. Homans, Jennifer; p.5

[4] Homans, p.8

[5] Homans; p.16

[6] Homans ; p.10

[7] Homans; p.34

[8] Era la sala más grande de Paris usada para grandes festividades. Se estima que podían entrar entre 2500 y 3000 espectadores. Fue destruida en 1660

[9] Georgia Cowart, The Triumph of Pleasure: Louis XIV & the Politics of Spectacle; (Chicago: University of Chicago Press, 2008), p.11.

[10] Kirsten Dickhaut; The King as a “Maker” of Theater: Le ballet de la nuit and Louis XIV; p.119

[11] Para ver cada una de las entradas: Thorp, Jennifer; “Drama and dance in Le Ballet de la Nuit 1653”; On Common Ground 5: Dance in Drama, Drama in Dance, DHDS March 2005

[12] Kirsten Dickhaut; The King as a “Maker” of Theater: Le ballet de la nuit and Louis XIV; p.117

[13] Homans; p. 30

[14] Sarah Curtis Lysgaard ; Ballet de la Nuit: Staging the Absolute Monarchy of Louis XIV; p.131

[15] Maureen Needham; Louis XIV and the Académie Royale de Danse, 1661: A Commentary and Translation; Dance Chronicle , 1997, Vol. 20, No. 2 (1997), p.174

[16] El documento completo lo pueden encontrar en la Biblioteca Nacional de Francia, a la que se accede a mucho material de manera digital. https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k76291j/f3.item

[17] Homans; p.24

[18] Homans; p. 23

[19] Homans, p.24

[20] Homans señala que por ejemplo en 1681 asistió a 6 ensayos y 29 presentaciones del ballet El triunfo del amor. Homans; p.12.

[21] Ver la discusión en Homans; p. 16 y 17.

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